Reducen el impacto de los ruidos, atenúan el efecto de los vientos, actúan como purificadores de aire y como mitigadores de calor y de frío. Contribuyen al drenaje del agua pluvial incrementando la absorción de la misma en el suelo (donde no hay, el follaje y las ramas no retienen el agua, que enseguida fluye por el terreno, sin casi penetrar en él) y dan firmezas al terreno previniendo desmoronamientos y raudales. Reducen los efectos del cambio climático. También proporcionan sombra (tan codiciada por los transeúntes del centro capitalino), regalan fruta y hasta reducen la sensación de vértigo y brindan otros beneficios psicológicos. Entre otras cosas, porque tienen y albergan vida y posibilitan que el sonido de una variedad de aves alegre las madrugadas de sus habitantes.
Y probablemente nos quedamos cortos, en la lista de los beneficios que traen los árboles a la vida de los ciudadanos. Nos ayudó a redactarla Osvaldo Turlan, ingeniero forestal y director de proyectos de la Ong “A Todo Pulmón”.
Los asuncenos y los árboles
Los asuncenos adoran los árboles. Y, como vimos, sobran las razones. Más de un turista se habrá sorprendido al ver árboles tan campantes en el medio de una calle. Y no es raro que, después de haber saludado los miembros de la familia, al visitar la casa de un asunceno, un forastero conozca a los silenciosos “amigos verdes” del patio, que el sueño de casa presenta con orgullo casi como miembros de la familia. Ni que hablar de la satisfacción que producen los colores de las copas que alegran y decoran los parques, las plazas y las veredas de Asunción.
Según Turlan, nuestra capital provee estimativamente más de un ejemplar arbóreo por habitante. La ciudad que posee más de 200 parques y plazas arboladas y que en el año 2015 fue declarada Capital Verde de Iberoamérica para sus “pares” de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI), cuenta con 45,38 m2 de áreas verdes públicas y privadas por habitante.
No todo es color de rosa
No todo es color de rosa, es cierto. “Faltan arboles en las orillas de cauces y arroyos, el cuidado de los árboles de las plazas no es el ideal”. Además, enumera el ingeniero ambiental, un porcentaje de los que se plantan el lugares como la avenida Costanera sufren por las elevadas temperaturas potenciadas por el asfalto. Y no resiste… Y no faltan los árboles que sufren por la maraña de cables aéreos en las veredas o los viejos y enfermos, como es lógico. En casos extremos, hay que removerlos para que no causen tragedias. Ya ha ocurrido que alguno se cayera arriba de un autos o de personas cuando hubo tormenta o simplemente porque el árbol “no da más”.
¡Gracias, amigos árboles!
Pero no se puede negar que existe cierta consideración hacia los árboles de parte de la ciudad y de sus habitantes. Una ley municipal establece la plantación de diez ejemplares por cada uno que desaparece por motivos edilicios. Lamentablemente hoy no es posible aplicarla a rajatabla por falta de espacio disponible. Durante una iniciativa de arborización de la Costanera, el concejal José Alvarenga expresó el deseo de que Asunción pueda “competir” en el futuro con Tokio, Madrid y Curitiba en cuanto a cantidad de árboles que alberga.
La ciudad ya cuenta con una Guía de Arborización Urbana. Es un verdadero manual que describe las especies y recomienda cuáles son las más aptas a las diferentes condiciones del suelo y otras variables que se dan en el territorio municipal.
Una “movida verde” nacional
Entre las “movidas verdes” nacionales, la Ong “A Todo Pulmón” organiza cada año Colosos de la Tierra. Se trata de un concurso en que se premian los ejemplares más grandes de todo el territorio paraguayo. Este año los ciudadanos han inscripto más de 600 “amigos verdes”. ¡“Saludemos” entonces y agradezcamos a tajy, ibirapyta, samu’u, patas de buey, tarumá, mangos… y a todos sus “hermanos” por todo lo que nos brindan día a día!
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