Giovanni Battista Primoli, un fraile italiano en las Misiones

En esta nota te contamos la historia de Giovanni Battista Primoli. Este religioso y arquitecto italiano tuvo con una trayectoria destacada en la construcción de iglesias de la ciudad de Buenos Aires y de su Cabildo. Y fue también protagonista en Paraguay, en la historia de las Misiones Jesuíticas.

Un poco de historia

El reconocido arquitecto nació en Milán – Italia el 10 de octubre de 1673. Formó parte de la Compañía de Jesús desde el año 1716, y un año más tarde, llegó al Paraguay. Es considerado como el más destacado en las edificaciones de templos de su época. En Buenos Aires, resaltó por diseñar y construir la fachada de la catedral, luego la iglesia de la Merced, la de Recoleta y Belén, hoy conocida como San Telmo. Su trayectoria se trasladó a Córdoba, a la catedral y a la iglesia de los jesuitas, e incluso a la reducción de San Miguel (hoy en día, Brasil). En 1744, en las misiones de Paraná planea y dirige la construcción de Santísima Trinidad. Más tarde se desplaza a la reducción de Candelaria (provincia de Misiones, que en aquel entonces era la capital de las reducciones jesuíticas), donde en el año 1747 lamentan su pérdida.

Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Córdoba

Este arquitecto continuó los trabajos de la construcción del edificio, que había quedado incompleto al morir el hermano Juan Kraus. La edificación se había emprendido con materiales suficientemente sólidos (piedra, ladrillos y cal). La obra inició con trabajos de carpintería: se realizó una armadura de listones y vigas para el techo. Varios fueron los involucrados en la construcción, hasta que marcó la diferencia la intervención del arquitecto jesuita. El plano principal de la planta se inspiró a las singulares características de la iglesia jesuítica “deI Gesú” de Roma.

Santísima Trinidad de Paraná y Jesús de Tavarangue

Las Misiones Jesuíticas son actualmente el conjunto de siete sitios arqueológicos localizados en Argentina, Brasil y Paraguay. Los primeros reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO fueron los de Argentina y Brasil. Luego, se añadió otro conjunto en el territorio de Paraguay, denominado Misiones Jesuíticas de la Santísima Trinidad de Paraná y Jesús de Tavarangue. La declaración de UNESCO es de 1983, por tratarse de un ejemplo inminente y representativo de un conjunto que ilustra una etapa significativa en la historia de la humanidad. El grupo cultural de las “Reducciones” (como se llamaban en su tiempo) incluye, además los centros de San Miguel de las Misiones, en Brasil, los de San Ignacio Mini, Santa Ana, Nuestra Señora de Loreto y Santa María Mayor en Argentina.

Actualmente, se encuentran en ruinas y restauración, y se utilizan con fines propios del turismo y de la investigación. Son impresionantes sus restos, destellos de la grandeza de la época, ecos de las construcciones en tierras de los guaraníes durante los siglos XVII y XVIII. Para una valoración justa de esa enorme labor arquitectónica y religiosa, se hace necesario un acercamiento al contexto inicial y al seguimiento de cada acontecimiento posterior. Así el legado de las a las misiones jesuíticas que nos lleva a un panorama de percepción, valoración y apropiación de nuestra historia.