La ciudad de Roma, capital de Italia, fue asentada sobre siete colinas poco después de su fundación en el 753 a.C. La ciudad de Asunción, capital del Paraguay, posee esa semejanza con su par italiana. Uno de esos promontorios es la conocida y pintoresca Loma San Jerónimo, que hoy es un punto muy concurrido por visitantes de todas partes.
Este barrio asunceno era ya habitado por indígenas antes de la fundación de la ciudad por los españoles en 1537. Con la organización urbanística en el sitio donde hoy está el centro, aquel área fue despoblándose paulatinamente, hasta volver a tener residentes a inicios del siglo XIX con el aumento progresivo de la población.
Aunque San Jerónimo tuvo cada vez más pobladores, cuyas casas de estilo colonial aún perduran, por muchas décadas fue un recinto olvidado por los asuncenos. Lo visitaban únicamente historiadores, arquitectos y estudiantes con el fin de recopilar datos. No fue sino ya entrado el siglo XXI cuando el barrio salió del ostracismo y se convirtió en turístico.
La transformación de un barrio
Según Ruth Sánchez, lugareña y propietaria de “Cocido Literario”, las ideas para la conversión del barrio surgió en 2009, cuando estudiantes de arquitectura llegaron a la zona, con base en su tesis consistente en la transformación del barrio en un punto turístico, algo que agradó a los moradores y, posteriormente, sirvió para generar sus propios ingresos a través del turismo.
“Anteriormente, aquí los servicios básicos eran precarios. Los entes de Gobierno y la Municipalidad trabajaron por dos años arreglando calles, colocando cableados subterráneos, desagües pluviales, y los vecinos también pusieron su parte para hermosear sus casas. Luego ya no había nadie desocupado con la cantidad de gente que visitaba el barrio”, comentó la señora Sánchez a itAsunción.it. Añadió que tienen muchos proyectos pendientes, con el fin de incentivar el turismo y dar el ejemplo a otros barrios y puntos de Asunción a que hagan lo mismo.
El legado de la Asunción pre-independencia
Muchos historiadores cuentan que en la capital paraguaya, antes de las reformas urbanísticas del gobierno del Dr. Gaspar Rodríguez de Francia (1814-1840), las calles eran muy angostas, además de poseer casas con estilo arquitectónico de aquella época. En San Jerónimo pueden encontrarse vestigios de ese tiempo al recorrer sus múltiples pasillos y su escalinata.
Entre esas casas antiguas se encuentra “La Casona de Don Juanchí”. El nombre se debe al apodo del anterior propietario, hijo de inmigrantes catalanes, quien también estaba a cargo del célebre Bar El Suspiro, en Loma Clavel, frecuentado por artistas y poetas como Emiliano R. Fernández, según contó Irene de Lloret, residente actual de la vivienda y nuera de ya fallecido Don Juanchí.
“Hacia los años 70 el bar fue perdiendo importancia. Poco a poco sus habitués empezaban a reunirse aquí en casa de mi suegro”, contó la señora de Lloret, quien ahora posee una despensa contigua a la casona. Ésta sigue siendo llamativa por su estilo colonial, invitando a todo aquel que desee tomarse fotos frente a ella.
Un benefactor italiano en San Jerónimo
Al recorrer el barrio por sus callejones, uno puede encontrar el Pasaje Bulgarelli, que inicia al costado de una capilla. El mismo termina en un pasillo que conduce a una bella escalinata y al mirador. desde donde se observan bellas vistas panorámicas de Asunción. El pasaje tiene ese nombre en homenaje a Gabriel Bulgarelli, un sacerdote italiano que sirvió por varios años en la comunidad. Gracas a su aporte se pudo construir y la capilla de San Jerónimo, hacia el año 1926.
“El padre Bulgarelli, junto a la comisión vecinal y la Asociación de Damas Italianas, solían organizar ferias gastronómicas en la calle Palma. Con lo recaudado, empezaron a construir ladrillo por ladrillo, primero la escuela, que antes era solo una guardería, y luego la capilla, que está cumpliendo 84 años”, señaló Matías Rodríguez, poblador del barrio.
Agregó que, en gratitud a sus servicios, lo honraron al dar su nombre a uno de los tantos callejones que allí existen. Rodríguez resaltó además el orgullo de vivir en San Jerónimo. Como muchos de sus vecinos, allí mora desde hace varias generaciones. Todos reciben gustosamente a toda persona paraguaya o extranjera que desea visitar y conocer más sobre el barrio.
Hola Silvano. Puedo decirte que esta mezcla de italianos e indio, visitaba con frecuencia el barrio, me gustaba, tenía la tranquilidad y la belleza de la vida que me gusta, Participaba de la misa del domingo a la tarde en la capilla, me paseaba por capillas salesianas, San Luis, San Gerónimo, en fin, con mucha alegría acogí la noticia, cuando fue descubierto, al comienzo participaba de los eventos en las calles, muchas veces en el cocido literario, delicioso el mbeyu…pero siempre incluií en mis recorridos ciudadanos, estoy segura que Massi, Anna Marenchino, mi prima Barbara, en algún momento pasaron por alli. Es gente muy linda. GRACIAS.
Grazie del tuo articolo!
Qué bella nota.