Todos conocemos o hemos escuchado hablar de las grandes ciudades de Italia. Pero más allá de Venecia, Florencia o Roma, poco se escucha son de los pequeños pueblos italianos que nadie (o casi…) visita.
Pasearse por pueblos italianos
Un viaje ideal recae en la idea de viajar a Italia sin rumbo alguno y recorrer lugares desconocidos. Caminar por angostos y largos pasillos, sobre viejos adoquines, y encontrarse con antiguos puertos o incluso monumentos medievales. ¿Cuáles son estos lugares? En esta nota hablamos de 4 pueblos italianos o “borghi” de los que nadie habla, pero todos sueñan con visitar.
Santo Stefano di Sessanio
Dentro del Parque Nacional del Gran Sasso, en la región de Abruzos, un viejo pueblo de montaña semi abandonado regala imperdibles vistas desde las alturas. Ubicado en un valle, Santo Stefano di Sessanio ha sobrevivido gracias al turismo, pues este lugar es ideal para los amantes de las caminatas entre las cumbres y los merodeadores. Sus calles estrechas y empedradas dan la sensación de estar en una película medieval, incluso se han grabado varias en esta locación.
Pese al encanto que guarda este antiguo pueblo, la población es de tan solo 115 habitantes, de los cuales, 41 personas tienen más de 65 años y solamente 13 son menores de 20 años.
Civita di Bagnoregio “il paese che muore”
Ubicada en Lazio y casi imposible de encontrar en un mapa de la bota italiana, esta localidad se encuentra entre Roma y Florencia.
Civita de Bagnoregio es una roca, a la que se llega atravesando un largo puente (foto de portada). La ciudad ya casi fantasma y que consta de apenas 10 habitantes sobrevive con un aspecto fantasma; callejones, escaleras y casas de piedra bañadas en musgo, pequeños bares y restaurantes.
Apodado como “il paese che muore” el pequeño pueblo está condenado a desaparecer, debido a la constante erosión que sufre la piedra al encontrarse en una cumbre, y a sus climas impredecibles, por más triste que sea. Así que lo ideal es no perder el tiempo y alquilar un auto en Roma o Florencia rumbo a il paese che muore, que aparecerá a medio camino a lo alto de una cumbre, cual cuento de hadas.
Castellabate: uno de los pueblos italianos de película
Castellabate es considerado Patrimonio de la Humanidad y su nombre significa castillo del abad (“Castello dell’abate“), Este pueblo está dividido en dos, en una parte es montaña, la otra es mar. En esta localidad de Cilento también se grabaron algunas películas.
La zona montañosa consta de empinadas cuestas, calles estrechas, una plaza encajonada con una heladería, un pequeño restaurante con vista a la montaña, y el mirador “Belvedere San Costabile” desde el cual se contempla el Mediterráneo. Desde ese balcón, el militar francés Joaquín Murat, cuñado de Napoleón y en ese entonces Rey de Nápoles, en 1811 dijo una frase que hoy es emblema del pueblo: “Aquí no se muere”.
En la costa, hay una pasarela de piedra, una plaza, bonitas playas y unos cuantos restaurantes. Esa mezcla de ambas localidades hace de este pueblo algo único.
Tropea: un pueblo lleno de historia
Esta localidad de Calabria fue considerada el pasado año el pueblo más bonito de Italia. En época romana fue un importante puerto comercial, más adelante se convirtió en un enclave dominado por bizantinos, normandos, árabes y aragoneses. En los siglos XVIII y XIX se vuelve en una ciudad de vacaciones para los nobles y es por eso que se construyen varios palacios. Todo el centro histórico conserva ese aspecto antiguo.
Una de las grandes atracciones de Tropea es el Santuario de Santa Maria dell’lsola, una antigua edificación situada sobre una roca. El santuario cuenta con una escalinata que llega hasta el mar Tirreno. Desde abajo, se contempla que la ciudad que se asienta sobre una enorme roca.
(Foto de portada: Fanpage Facebook Italia.it)
Commenti
