El hogar que se dice una vez perteneció a Madame Elisa Alicia Lynch, La Casa Amarilla, aún conserva su maravilloso encanto.
Un lugar sin igual
Ubicada frente a las antiguas vías del ferrocarril de la histórica ciudad de Areguá, junto a su “hermano”, el Castillo Carlota Palmerola y sólo a unos 30 kilómetros de la ciudad de Asunción, la Casa Amarilla te hace sentir como si estuvieses a miles de kilómetros de la capital. Pues es eso lo que caracteriza a la ciudad hogar de Gabriel Casaccia: el ser un lugar tranquilo donde varios escritores se inspiraron para escribir grandes obras.
Cuenta con un aura de ensueño que evoca paz, rodeada de aire limpio y naturaleza salvaje que nos regala colores verdes, rosas y naranjas. “Yo sólo corto el pasto, el resto del patio crece de manera salvaje”, explica el dueño actual, admirando el jardín de la casona.
Arquitectura curiosa
Construida en épocas de la posguerra de la Triple Alianza y manteniendo ese ambiente de antaño, La Casa Amarilla parece una máquina del tiempo, con un escenario perfecto, alejado de la tecnología actual y el ruido capitalino.
Se dice que el arquitecto, quien también construyó el castillo Carlota Palmerola, era parte de la secta de los Masones. Y es por eso que la casa tiene muchas peculiaridades simbólicas, especialmente las relacionadas con el número 7, que se relaciona con la espiritualidad y supuestamente espanta las malas energías. Por ejemplo, el pórtico está erigido con una base de siete columnas. O también las ventanas, pues cada una tiene en su pico siete esfinges.
Una casa que vio pasar mucha vida
La Casa Amarilla tuvo varios dueños de renombre con el pasar de las décadas, desde su vecina, Carlota Palmerola, al padre de Julio Correa (propulsor del teatro paraguayo). Recientemente, hace unos cuantos años, la casa se puso en alquiler, y tuvo como inquilino al artista Santiago Buzó.
Origen del nombre “La Casa Amarilla”
Fue el penúltimo morador, Santiago Buzó, quien al reactivarla como espacio cultural la bautizo con el nombre con el cual se la reconoce hoy en día. Y fue también en épocas de Buzó que La Casa Amarilla tuvo gran movimiento. Fiestas, eventos culturales y exposiciones artísticas se realizaron en este hogar que conjura tanta energía. Razón por la cual, el antiguo caserón ameritaba tener un nombre por el cuál reconocerlo, ¿y qué otro que el que indica su característico color amarillo?
La Casa Amarilla hoy en día
Actualmente, pertenece a una persona que prefiere mantenerse en el anonimato. Aunque, con los contactos correctos, puede abrirte las puertas para experimentar las sensaciones que regala la casona: tener una lluvia de ideas, inspiración o, simplemente, paz. Recientemente, el caserón fue parte de un tour literario denominado Cuenta Cuentos, como una forma de mantener la tradición de la oralidad en la sociedad. La actividad se realizó gracias a la organización de la Escuela Literaria Colofón.
Con la misma energía fantástica de siempre, La Casa Amarilla sigue cumpliendo el rol de transportarte a un lugar de película. “Tiene aires principescos, que es lo que parecía querer Carlota, aires de nobleza”, comenta el dueño actual.
La edificación sigue manteniendo el mismo color que la caracterizó toda su vida. Todos sus inquilinos se aseguraron de que se pintara siempre de los mismos tonos amarillos. Tradición que debe perdurar para siempre.
Commenti
Me encantó!!